Julio Vanzo nació en Rosario. En su ciudad natal dio los primeros pasos por el mundo de la línea y el color. En ella prosigue su intenso transitar por los senderos del arte, servido por una larga vocación por lo nuestro. La más alta enjundia de la pintura, una extraordinaria maestría artística, están presentes en toda su obra. Vanzo es un artista sensible que apoya su obra en un esquema intelectual. De ahí, su espontaneidad y la plenitud inusitada de sus cuadros. Su acento propio. Hay siempre en su pintura un profundo mensaje cifrado. Afirmar que es magnífica y nuestra es decir poco. Vanzo ha trascendido los ámbitos del país para proyectarse en el mundo de la pintura contemporánea.
¿Cuál es su opinión sobre el actual movimiento plástico en Rosario?
En realidad lo que se mueve no es la plástica, sino los jóvenes a quienes el arte y en este caso, la pintura, los atrae a su alrededor. El arte es estático. No avanza ni retrocede. Es distinto en cada época. Ni mejor ni peor. Cada tiempo tiene su arte que lo representa. Nuestro tiempo es propicio para el arte plástico, sobre todo la pintura, cuyos derivados se multiplican al infinito por el hallazgo de nuevos materiales y procedimientos. En menor grado se halla la música.
¿Se inclina la juventud, de alguna manera, por el arte?
Lógico es pensar que sí, puesto que a ellos les corresponde como condición natural de la especie, la mayor capacidad creativa. Su poder imaginativo, su fuerza física, su sentimiento, su sensibilidad y su intelecto, vírgenes, sólo necesitan un pequeño impulso determinante para que la “voluntad de forma” incline hacia la búsqueda de una expresión inédita en cualquiera de las manifestaciones de la vida social, el arte o la ciencia.
¿Cómo se puede posibilitar más esa inclinación de la juventud?.
Por medio de una educación adecuada. Nada es posible realizar sin un instrumento eficaz y una ejercitación bien dirigida. Un buen revólver no hace al tirador al blanco.
¿En qué medida las autoridades pueden colaborar?.
Si se trata del arte, las autoridades suplen eficientemente la función del “protector” de los artistas, el antiguo Mecenas, poniendo al servicio de la juventud con vocación artística, los medios y los maestros que pueden canalizar esa vocación.
¿Qué futuro ve usted en el arte de hoy?
El futuro del arte es el futuro del hombre. Si las circunstancias modifican la conducta del hombre, las de este tiempo son terriblemente azarosas y nos sorprenden a cada instante. Es difícil predecir el futuro si no tenemos un presente seguro. Hay quienes abogan por la destrucción de las viejas culturas y el arte, como en tiempos no muy lejanos, los “futuristas” reclamaban la destrucción de los museos. Escuelas de Bellas Artes, Academias de Pintura, etc. son buenos maestros, tan difíciles de encontrar. Solucionarían el problema que la juventud nuestra -y ahora me refiero a los de Rosario-, no puede aún resolver, para que su esfuerzo esté dirigido por el camino que los lleve directamente al logro de sus aspiraciones y, como consecuencia, a la formación del artista que engrose las filas de los ya consagrados por la Historia del Arte de nuestro país.
¿Qué opina de los Salones de Bellas Artes?
Los premios sólo dan dinero, no talento. Los Salones podrían ser sólo competitivos en el caso que se aceptaran, por un buen jurado de admisión, aquellas obras realizadas por pintores y no por aficionados o estudiantes. Como esto último no es posible, los Salones pierden importancia y sólo van quedando en el mundo, los Salones que se realizan por invitación especial. Ahora bien, son preferibles las muestras personales, pero siempre que el artista tenga, con buen sentido autocrítico, la sensación de que su obra está en condiciones de ser expuesta al público. De otra manera se produce la interminable lista de exposiciones de mal llamados “pintores’ que no saben pintar, que exponen sin consultar al maestro, y a veces con el mal consejo del maestro, que busca halagar al alumno, adelantándose al tiempo de maduración con lo que sólo se consigue malograr una vocación.
Julio Vanzo en la BCR: retratos entre los límites difusos del arte y la literatura
La exposición, presentada por el Museo Castagnino en el espacio de arte de la Bolsa de Comercio de Rosario, recorre los lenguajes vanguardistas de principios de siglo haciendo foco en los retratos de Rosa Wernicke y las modelos del taller de Vanzo.
“Julio Vanzo: acciones pictóricas entre los retratos de Rosa y las modelos en el taller”, curada por María de la Paz Carvajal y Romina Garrido, es gratuita y abierta al público en general en el edificio de calle Paraguay 755. Se puede visitar de lunes a viernes, de 9 a 18 horas.