Algunas regiones del país, especialmente Córdoba, enfrentan una nueva ola de tormentas que confirman la preocupante tendencia de un clima cada vez más violento e impredecible. Así lo indicó Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, quien ha informado sobre los recientes eventos climáticos.
En Córdoba, se han registrado lluvias intensas, alcanzando entre 70 y 90 milímetros en un lapso de 3 a 4 horas en ciudades como Córdoba y Alta Gracia. Estas lluvias, acompañadas de fuertes ráfagas de viento, han dejado un rastro de destrucción en localidades como Hernando y Fotheringham, donde los daños en la infraestructura agrícola, especialmente en equipos de riego, han sido considerables.
Este patrón de tormentas intensas y destructivas no es un fenómeno aislado. Durante las tormentas de Navidad, aproximadamente 50.000 hectáreas agrícolas en la región núcleo sufrieron daños considerables a causa del granizo y los excesos de lluvia, según un informe de GEA. Estos eventos climáticos han desafiado los modelos predictivos, presentándose con una ferocidad inesperada y causando inundaciones y daños significativos a su paso.
La tormenta de Navidad dejó 50.000 hectáreas “muy afectadas”, dice la Bolsa de Rosario
Los expertos, incluido el consultor Alfredo Elorriaga, han destacado que la violencia de estas tormentas no se debe solo a El Niño, sino también a otras variables atmosféricas, como las corrientes de aire frío y húmedo del sur y suroeste, y la interacción con frentes fríos intensos. Esto ha llevado a una situación preocupante en la que áreas que anteriormente sufrían por la falta de lluvias, como el noroeste argentino (NOA), ahora enfrentan estragos por lluvias excesivas.
La región núcleo, a pesar de la reciente recuperación hídrica, podría tener un respiro limitado, con lluvias generalizadas esperadas principalmente en el extremo norte de Santa Fe, NOA y NEA. Sin embargo, el paso del sistema frontal podría beneficiar con lluvias a sectores como el sur de Córdoba, La Pampa y el sudoeste bonaerense, que aún necesitan agua.