En un escenario que podría parecer prometedor para el sector de la ganadería, las exportaciones alcanzaron niveles récord durante el presente año. Sin embargo, tras el optimismo que podría generar esta noticia, desde Rosgan -el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario- advierten sobre un panorama más complejo que requiere un análisis más profundo.
En el mes de julio, las cifras registraron un total de 93.000 toneladas equivalentes de carne vacuna exportada, lo que representa un aumento significativo del 9,8% en comparación con el mismo mes del año anterior. De hecho, los primeros siete meses de 2023 han experimentado un incremento interanual del 9,3%, acercándose a un total de 560.000 toneladas equivalentes. A simple vista, estos números podrían sugerir un floreciente desempeño en el sector de la exportación de carne.
No obstante, una mirada más cercana revela que estos logros en volumen no se traducen en una situación financiera igualmente próspera. Los ingresos generados en 2023, que suman USD 1.676 millones, son aproximadamente un 20% menores en comparación con los obtenidos en 2022. Esta disparidad se atribuye principalmente a una serie de factores, entre ellos la devaluación de la moneda local y otros problemas internos que han impactado los precios y la oferta de carne.
Uno de los puntos más preocupantes es la disminución del precio promedio por tonelada exportada en 2023, que ronda los USD 4,412. Esta cifra representa una caída significativa del 27% en comparación con el año anterior. Mientras que el volumen de exportación ha aumentado, la depreciación de la moneda ha contribuido a esta tendencia a la baja en los precios.
Los desafíos se hacen evidentes también al comparar los precios de la carne argentina con los de otros países productores. Brasil, Uruguay, Australia, Europa y Estados Unidos han logrado ajustar sus precios a la baja, mientras que Argentina ha visto una alza en sus precios en dólares en medio de la devaluación.
La oferta de ganado, tanto en categorías de vacas como de novillos, también ha desempeñado un papel crucial en esta ecuación. La faena de novillos ha sido particularmente afectada este año, con una escasez marcada y una faena adelantada de animales jóvenes. La oferta de vacas, por otro lado, ha sufrido debido a factores estacionales y a la liquidación anticipada causada por la sequía.
Estos factores han generado un escenario en el que el sector enfrenta meses difíciles y la posibilidad de reducir sus operaciones como medida defensiva. Los expertos sugieren que la incertidumbre política también está influyendo en la retención de ganado como una estrategia de productores para lidiar con la volatilidad del mercado.