En homenaje al talento y la visión artística de Julio Vanzo, el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino presenta una exposición que destaca la vida y obra del célebre pintor, ilustrador, escenógrafo y escultor rosarino. La muestra, que se llevará a cabo en el espacio de arte “Prof. Miguel Ballesteros” de la Bolsa de Comercio de Rosario, abrirá sus puertas al público el próximo jueves 3 de agosto a las 18 horas.
La exposición promete un fascinante recorrido por la vanguardia artística de la época, enfocándose en los retratos de Rosa Wernicke, escritora, crítica literaria y periodista, que compartió cuatro décadas de su vida con Vanzo. Durante ese tiempo, ambos exploraron los límites difusos entre la literatura y el arte en las décadas del 30 y 40. Además, la muestra destaca las obras que pintó inspirado en las modelos de su taller.
“Julio Vanzo: acciones pictóricas entre los retratos de Rosa y las modelos en el taller”, curada por María de la Paz Carvajal y Romina Garrido, será gratuita y abierta al público en general en el edificio de calle Paraguay 755. Se puede visitar de lunes a viernes, de 9 a 18 horas.
“Algunas de estas pinturas vieron la luz en los circuitos de difusión contemporáneos –de hecho algunas fueron premiadas– y otras, las que se mantuvieron en reserva y permanecieron a resguardo en su taller durante ocho décadas, registran y potencian el espíritu y la lógica de sus búsquedas”, destacaron las curadoras sobre los retratos.
Sobre Vanzo:
Julio Vanzo nació en 1901 en Rosario. Autodidacta, no tuvo formación académica y tampoco realizó el viaje iniciático de formación a Europa como muchos de sus pares. Esto marcó el modo en que construyó su perfil de artista y el ejercicio de su profesión, siempre atravesado por una visión curiosa y atenta a lo nuevo. Antes de ser pintor, Vanzo trabajó como ilustrador en revistas de la ciudad y en 1919 realizó su primera muestra individual de caricaturas en la galería Witcomb de Rosario. Esta doble filiación entre lo gráfico y lo pictórico perduró a lo largo de toda su carrera y le permitió gestar una zona intermedia y altamente fértil para la experimentación visual. Eligió la acuarela, la tinta y la témpera para estas experiencias, materiales que le permitieron arriesgar formulaciones plásticas de avanzada para su época y contexto. Junto a su compañero de taller Lucio Fontana realizó su primer envío al Salón Nexus en 1926 y la crítica los señaló peyorativamente como excesivamente modernos. En 1929 envió El descanso de las máquinas de circo al IX Salón de Rosario organizado por la Comisión Municipal del Bellas Artes, obra que fue rechazada por ser inconveniente e inmoral, despertando fuertes críticas a la Comisión y apoyo del público y colegas al artista. Cuatro años después fue designado miembro de la Comisión Municipal de Bellas Artes y en 1937 fue nombrado secretario del Museo Municipal Juan B. Castagnino cuando el arquitecto Hilarión Hernández Larguía era su director. A partir de allí, se produjo una inflexión en su recorrido como artista y logró el premio adquisición del III Salón Anual de Artistas Rosarinos de 1942, el premio adquisición del IV Salón Anual de Artistas Rosarinos de 1943, el primer premio adquisición del XXXI Salón de Rosario de 1952, entre otros. En 1945 fue convocado a concursar por la Beca Guggenheim y en 1958, 1962 y 1971 fue seleccionado para el Premio Palanza organizado por la Academia Nacional de Bellas Artes. En 1972 fue nombrado académico delegado de esa institución. Murió en Rosario en 1984.