Este miércoles se concretó en la BCR la charla “Aranceles, guerra comercial y granos. Claves para navegar un mercado volátil”, realizada en el Recinto de Operaciones de la institución. El encuentro, que tuvo entre sus asistentes al Presidente de la BCR Miguel Simioni, contó con las exposiciones de Esteban Actis, Doctor en Relaciones Internacionales, y Emilce Terré, Economista Jefe de la BCR, quienes ofrecieron una mirada profunda sobre el contexto internacional y su impacto en el comercio agroindustrial. También estuvieron presentes la Directiva de la BCR, Clara Vogel, y el Director de Relaciones Institucionales, Andrés Williams.
En su intervención, Esteban Actis abordó los primeros 100 días de la nueva administración Trump, contextualizando su política comercial en una dinámica de creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Sostuvo que la actual globalización, a diferencia de la de los años noventa, está marcada por el riesgo y la competencia estratégica. A partir de una lectura geopolítica, explicó que ya no existe una relación de complementariedad sino de competencia entre ambas potencias, lo que reconfigura las cadenas globales de valor. “China ya no compite por salarios bajos, sino que disputa tecnología e innovación”, afirmó, remarcando que el Pentágono observa con atención los desarrollos tecnológicos del gigante asiático por sus implicancias militares.
Actis expuso diversos indicadores que muestran el avance de China en la producción manufacturera, la propiedad intelectual y las exportaciones de vehículos, con especial énfasis en los eléctricos. A su vez, destacó el crecimiento del proteccionismo global y la fragmentación geoeconómica, donde los intercambios comerciales se ordenan según alineamientos políticos. En este marco, definió al enfoque de Trump como un “juego de luz-luz”: un escenario donde todos pierden, pero Estados Unidos busca perder menos que el resto para negociar desde una posición de fuerza. Entre los posibles escenarios, advirtió sobre el riesgo de una profundización de la recesión global si no se restablecen canales de negociación entre Washington y Beijing.
A continuación, Emilce Terré tomó la palabra para analizar el impacto de este conflicto en el mercado de granos. Con una mirada basada en datos históricos y proyecciones actualizadas, descartó la idea de que la guerra comercial pueda traducirse en beneficios directos para Argentina. “Es un análisis simplista suponer que China nos comprará más soja. Lo que suele ocurrir es un rebalanceo de flujos, no un aumento de la demanda total”, explicó.
Terré repasó las consecuencias de la primera guerra comercial entre Estados Unidos y China sobre los precios internacionales, señalando que el precio del petróleo, los biocombustibles y el dólar jugaron un rol fundamental en la caída de las cotizaciones. Esta dinámica, dijo, podría repetirse en la actualidad, aunque con variables nuevas como la pérdida de confianza en la economía estadounidense. Asimismo, destacó el crecimiento de Brasil como principal exportador de soja, con 50 millones de toneladas más que en 2019, lo que limita las oportunidades de ganancia para Argentina.
La economista también advirtió sobre la situación local: los precios FOB están cerca de sus pisos históricos y el poder de compra en pesos sigue en niveles muy bajos. En campos alquilados, los número ya son negativos para la soja de primera, y el planteo trigo-soja también muestra márgenes ajustados. “Nos deja un escenario preocupante para el productor”, alertó. Por último, planteó que la campaña 25/26 podría traer cambios en la superficie sembrada en Estados Unidos, con un posible corrimiento hacia el maíz, menos expuesto al conflicto comercial. Esto podría modificar, a futuro, el equilibrio global entre oferta y demanda de soja.
La jornada concluyó con un espacio de preguntas por parte del público y un llamado a seguir de cerca la evolución de este nuevo ciclo de tensiones globales, cuyo desenlace impactará de lleno en los mercados agroindustriales y la economía real.