No hay una única forma de definir la innovación, ya que este concepto abarca diversos enfoques y perspectivas. Para Cristian Chiavassa, referente del sector lácteo, “innovar es encontrar nuevas maneras de hacer las cosas, con los mismos principios que nos rigen desde hace 100 años”. Guiado por ese espíritu, la empresa santafesina viene desarrollando una serie de transformaciones en el proceso productivo, entre las que se destacan, entre otras, la crianza robotizada y la aplicación de la inteligencia artificial. Se trata de algunos de los ejemplos que se abordarán la semana próxima en el Congreso Internacional de Innovación Láctea, que la empresa coorganiza junto a Adecoagro, el Banco de Alimentos de Rosario (BAR) y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Si tiene que elegir un punto de partida para este proceso de innovación, el director de Grupo Chiavassa lo sitúa en 2002, cuando la familia, en lugar de dividirse, optó por unirse para impulsar un proyecto que agregara valor en origen. La idea era clara: convertir los productos agrícolas en proteínas de alto valor y generar empleo en su comunidad.
Un hito en este camino fue la instalación de una sala rotativa en 2010, pionera en Argentina. Esta sala no solo ordeña a las vacas, sino que también utiliza tecnología avanzada para monitorear la actividad y la rumia de los animales. Esto permite identificar problemas de salud y mejorar la eficiencia en la producción de leche.
Cómo innovar en la producción láctea: un evento para discutir el futuro del sector
En 2013, después de varios viajes a Israel, Grupo Chiavassa implementó un sistema de cama de compost, que ofrece a las vacas un entorno más natural y reduce los problemas relacionados con el barro y los desechos. Además, transforman los desechos en compost orgánico de alto valor, que luego utilizan para alimentar a las vacas.
La innovación no se detuvo allí: la crianza robotizada se convirtió en la siguiente etapa. Este sistema permite criar terneros en un entorno más interactivo y cómodo. Un robot controla cuatro tetinas donde los terneros toman leche. Cada ternero lleva una caravana que registra su actividad y consumo, lo que facilita el seguimiento individual y la detección temprana de problemas de salud.
Los cambios no se limitan a la crianza de animales. La empresa adoptó la inteligencia, a través de dos carriles. Por un lado, utilizando un software de una startup, que utiliza visión computacional para detectar signos tempranos de enfermedades en las vacas. Esto ha llevado a una reducción significativa en el uso de antibióticos y una mayor eficiencia en la producción.
Además, incorporó la inteligencia artificial en la evaluación de cultivos. Ahora, una simple foto de una placa de cultivo puede revelar la presencia de patógenos, lo que ha llevado a una disminución significativa en el uso de antibióticos y hormonas en la producción lechera.
Según dice Chiavassa, la clave de este éxito radica en la red de contactos que la empresa ha desarrollado a lo largo de los años. En ese marco, invitó a todos los interesados en sumarse al Congreso Internacional de Innovación Láctea (CIIL), que es una oportunidad donde compartir experiencias y aprender de otros expertos en el campo. Con una amplia gama de temas que van desde la gestión de equipos en situaciones de crisis hasta la sostenibilidad y la huella de carbono, el evento promete ser una fuente invaluable de conocimiento.
El CIIL es un espacio de encuentro y diálogo que reúne a los principales actores de la industria láctea. Allí se comparten conocimientos, se debaten nuevas ideas, se exploran métodos avanzados y se presentan las últimas tecnologías aplicadas al sector. Esta iniciativa es posible gracias a la colaboración entre la Bolsa de Comercio de Rosario, el Banco de Alimentos Rosario (BAR), Adecoagro y el Grupo Chiavassa.
La cita es el 28 de septiembre, a partir de las 13:30 horas, en la BCR. Para más información, puede hacerse click aquí.