Las recientes lluvias que llegaron sobre la región núcleo han dejado un balance ambivalente, según reporta recientemente la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Por un lado, las precipitaciones han revitalizado la salud de los cultivos de maíz y soja de primera, con un 95% de los campos de maíz y un 75% de la soja en excelentes a muy buenas condiciones. Sin embargo, este alivio en la sequía también ha traído consigo una cara menos amigable: las inundaciones.
Los registros de los últimos siete días han arrojado acumulados generalizados de 60 a 100 mm de lluvia en la región núcleo, con la excepción del noroeste, donde las precipitaciones no superaron los 40 mm. Si bien estas lluvias han mejorado significativamente las reservas hídricas, no todos los cultivos han salido ilesos. En algunos casos, los excesos de agua han resultado en lotes perdidos y amenazan con destruir cultivos implantados en terrenos bajos.
Las buenas noticias provienen de los técnicos en Cólon, quienes describen las lluvias como un “lujo” para los cultivos de maíz y soja de primera. A pesar de que algunos maíces mostraban signos de sequía antes de las lluvias, ahora el 95% se encuentra en condiciones muy buenas o excelentes. La soja de primera también ha recibido un impulso para iniciar su periodo reproductivo, con un 30% en floración (R1) y un 70% en estado vegetativo, con un 75% en condiciones excelentes a muy buenas.
Sin embargo, no todas las áreas han tenido la misma suerte. Los sectores más afectados por las inundaciones se encuentran en el centro sur de Santa Fe y cerca de Córdoba. Los acumulados de lluvia desde el 1ro hasta el 21 de diciembre son impresionantes, con localidades como Irigoyen y Noetinger recibiendo más de 200 mm de lluvia. En El Trébol, las inundaciones han causado pérdidas significativas en los cultivos. Se estima que un 5% de la soja de segunda deberá ser replantada, y también se ha perdido área de maíz temprano debido a las inundaciones.
Retraso en la siembra y riesgos adicionales
Además de los problemas causados por las inundaciones, el retraso en la siembra también preocupa a los productores. A esta fecha, solo el 62% de la soja de segunda está implantada, faltando 380,000 hectáreas por sembrar. El maíz tardío, por su parte, está sembrado en poco más del 50%, quedando 230,000 hectáreas por sembrar. Las labores de siembra están paralizadas debido a las lluvias, lo que ha resultado en el crecimiento descontrolado de malezas. Los expertos advierten que, en el caso de la soja de segunda, el retraso en la fecha de siembra inevitablemente conducirá a una merma en los rendimientos potenciales, mientras que en el maíz tardío, el tiempo todavía es un aliado, pero existe el riesgo de heladas tempranas al final del ciclo.