La actualidad de la hacienda argentina tiene por delante una dualidad: por un lado, sus precios en dólares alcanzan máximos históricos; por otro, la realidad interna, marcada por una inflación persistente, plantea desafíos significativos para el sector. Este contraste es el centro de un informe incluido en el último Lote de Noticias de Rosgan, el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, que arroja luz sobre la situación actual y las perspectivas a futuro del sector.
El informe de Rosgan destaca que, pese a las adversidades, los precios de la hacienda, medidos en dólares, se ubican por encima del promedio de las últimas dos décadas. Actualmente, la referencia para la hacienda con destino a faena se encuentra en torno a los USD 1,70 por kilogramo, cifra que supera en más de un 30% el promedio de los últimos 20 años. Esta situación se explica, en parte, por una escasez estructural de hacienda, remanente de un proceso de liquidación histórico ocurrido entre 2008 y 2010, del cual el sector aún no se recupera completamente.
Sin embargo, el informe no solo resalta los logros sino que también pone de relieve los obstáculos internos. Aunque los precios en dólares son altos, la inflación en pesos sigue su curso, impactando negativamente en el sector. Históricamente, los sucesivos gobiernos han utilizado el tipo de cambio como ancla inflacionaria, con variados grados de éxito. Las políticas cambiarias han llevado a restricciones y a un retraso cambiario que afecta severamente a cualquier industria exportadora, incluida la frigorífica.
El año pasado, a pesar de una devaluación del tipo de cambio del 271% anual, frente a una inflación en pesos que alcanzó niveles récord de 212% anual, el desacople entre el tipo de cambio oficial controlado y el libre continúa, generando una inflación en dólares que eleva los costos de producción y reduce la competitividad de la hacienda argentina en los mercados internacionales.
Este escenario plantea un desafío multifacético para la ganadería. Por un lado, existe la necesidad de mantener la competitividad internacional de la hacienda argentina, aprovechando los precios altos en dólares. Por otro, es crucial abordar las distorsiones económicas internas que limitan la capacidad de compra en el mercado local y reducen los precios recibidos por los productores.
La inflación, el desacople cambiario y las restricciones para operar libremente con divisas son aspectos que requieren una atención urgente para no solo preservar sino también potenciar el sector ganadero argentino. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita al país continuar destacándose en el mercado internacional de carnes, sin descuidar la realidad económica interna que enfrentan productores y consumidores.